miércoles, 14 de marzo de 2012

PREGON S. SANTA 2006 DE PATERNA RIVERA (1ª PARTE)

En el principio existía la Palabra

y la Palabra estaba con Dios.

y la Palabra era Dios.

Ella estaba en el principio con Dios.

Todo se hizo por ella

y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.

En ella estaba la vida

y la vida era la luz de los hombres,

y la luz brilla en las tinieblas,

y las tinieblas no la vencieron.


Hubo un hombre, enviado por Dios:

se llamaba Juan.

Este vino para dar un testimonio,

para dar testimonio de la luz,

para que todos creyeran en él.

pero el no era la palabra.


La Palabra era la luz verdadera

y se hizo carne,

y puso su Morada entre nosotros,

y hemos contemplado su gloria,

gloria que recibe del Padre como Hijo único,

lleno de gracia y de bondad.

Jn, 1,1-14.


Cuando se acercaba la Pascua judía, era costumbre bajar hasta Jerusalem para purificarse. Jesús se reunió con sus discípulos en Betania, muy cerca de Jerusalem, durante la cena, María la hermana de Lázaro tomó una libra de perfume de nardo puro, muy caro y ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Quizás la única vez que Jesús se deja agasajar, Judas Iscariote critica esta acción, Jesús le responde: “ déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura. Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis”.

Al día siguiente, al enterarse la numerosa muchedumbre que Jesús se dirigía a Jerusalem para la fiesta, tomaron ramas de palmera y salieron a su encuentro.

Se produce la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalem como estaba escrito:

Jesús montado en un pollino, la gente gritando:

Bendito el que viene en nombre del Señor,

Y el rey de Israel”

Paz en el cielo y gloria en las alturas”.


En Paterna el Domingo de Ramos bendecimos las palmeras y los ramos, procesionamos en las calles para salir al encuentro del Mesías.

El día de los Ázimos, en el que había que sacrificar el cordero de Pascua, llegó la hora y Jesús se reunió con sus discípulos, anunciándoles la traición de Judas y la institución de la Eucaristía.

Jesús toma una toalla, echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies a sus discípulos, al llegar a Pedro, éste le dice:

Señor, ¿Tú lavarme a mí los pies? Jesús le responde: “ si Yo el maestro y el Señor os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros, porque yo os he dado ejemplo.” “ No es más el siervo que su amo ni el enviado mas que el que le envía”.

Durante la cena, Jesús da un nuevo mandamiento “que os améis los unos a los otros como yo os he amado y en esto conocerán que sois discípulos míos”.

no debéis estar tristes, ya que cuando me vaya vendrá el Paráclito que yo os enviaré de junto al Padre”. “el Espíritu Santo, el espíritu de la verdad, y vuestra tristeza se convertirá en gozo, lo que pidáis al Padre, Él os lo concederá en mi nombre”


Prendimiento de Jesús


Al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, estaba Jesús reunido con sus discípulos. Llega Judas, el que lo entregaba, con una cohorte y guardias enviados por los sumos sacerdotes y fariseos. Jesús es prendido y llevado ante Anás y Caifás. Ante sus preguntas Jesús responde: “he hablado abiertamente ante todo el mundo, he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas”. De la casa de Caifás fue llevado al pretorio de madrugada. Salió Pilatos y dijo: ¿qué acusación traéis contra este hombre? Tomadle vosotros y juzgarle según vuestra ley. Los judíos replicaron: “nosotros no podemos dar muerte a nadie”. Pilatos interroga a Jesús no encontrando delito en Él.

Había por costumbre en Pascua liberar a un reo y el pueblo gritó: “libera a Barrabás”. Pilatos mandó azotar a Jesús fuera indicando que no veía delito alguno en Él y gritaron: “¡crucifícalo, crucifícalo!”.

Aquí, en nuestro pueblo, el martes celebramos el Devoto Vía Crucis, una procesión con nuestro Cristo de la Buena Muerte llevado a hombros por las hijas de Paterna. Rezando y recordando las catorce estaciones, las tres caídas, su muerte…El Vía Crucis nos muestra un Dios que padece él mismo los sufrimientos de los hombres y cuyo amor no permanece impasible y alejado, sino que viene a estar con nosotros, hasta su muerte en la cruz. Es un camino de amor verdadero. Él ha ido por delante de nosotros y Jesús camina con nosotros.

Y poniéndome en la piel de una de las hermanas del Cristo que lleve al Señor en su recorrido, sean estas palabras:

Portando a mi Cristo a hombros

realizo el Vía Crucis,

en mi cuerpo afloran los sentimientos

todos mis sentidos se aceleran

y un nudo de mi garganta se apodera,

mis ojos se enrojecen y lloran

mi Cristo de la Buena Muerte

mis penas ahoga.

Te siento tan cerca

agarrada a tu madero

una fuerte corriente a cada paso que doy

purificando mi corazón entero.


Cristo de la Buena Muerte

hoy me convierto en nazarena

tu pesada cruz, mi cruz sea

hago mía tu condena.

Mujeres somos las que te llevamos

a realizar Señor tu camino

como mujeres fueron las que se apiadaron

mujeres de hoy, las que te lloramos.


Ayúdame Señor a encontrar

la vía del amor

la vía que verdaderamente nos da la vida

y vida en abundancia.


A ti recurro mi Señor

a renovar mi compromiso

fiel devota tuya soy,

y en las cosas que realizo

pon Señor tu Espíritu.


Tu Espíritu es mi guía,

tu Espíritu es mi luz,

a ti Maestro me encomiendo

a mi Cristo en la cruz.

Realizando tus estaciones,

tus caídas para mi salvación

Cristo de la Buena Muerte

dame tu perdón.

Extracto del pregón de ALFONSO CARAVACA MORALES


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